*Tercios de Flandes*

No quiero que esto sea demérito para lo que ha ocurrido con posterioridad, pero voy a contar exactamente lo que pasó: Cuando, por mi pertenencia al Tercio, tuve que ir a Flandes, allí estuve alistado en La Marquesa, y fue donde coincidí con Miguel, estando él con fiebres y yo de servicio en la enfermería en la bodega del barco. Mientras le ponía unos apósitos de simple agua de mar en la frente, él delirando me contaba una historia rara de un escudero que servía a un señor de dudoso equilibrio mental. Éramos jóvenes, 21 años, y la formación escolar era baja, como baja la valentía que atesoraban nuestros maltrechos cuerpos. Habíamos sido forzados a ir y teníamos hambre de ducados. Una prima, de fáciles favores carnales, consiguió que nos declarasen soldados de valía, lo cual comportaba una pensión dineraria extra, de la que ella participaba. Estuvimos juntos en Argel, y cuando pudimos, pedimos, a la vez, licencia para regresar a España. Miguel ya volvía con el bra...