*Maestros*


 No es por presumir de ellos, porque a veces hay que esconderlos por lo de la vergüenza ajena… Son el eslabón perdido, como roto a pedazos e intermedio, entre el maestro de escuela, al que llamábamos don Fulano, que padecía hambre por la nimiedad del importe de su nómina, y los siguientes maestros, ya conocidos nuestros y de nuestra edad, que dieron clase a nuestros hijos y que tienen un bagaje ligero de conocimientos. 

Los cambios de planes de educación dieron al traste con la sólida formación que deberían atesorar los enseñantes; pero  lamentablemente no es así, después ya se inventaron los másteres y las especialidades educativas casi para cada tipo de alumnos. 

Y la sensación de compadreo y clientelismo para conseguir los titulitos se han dado a conocer vicariamente, por los políticos como Casado y Cifuentes, que vaya par de ilustrados para ir placeándolos por ahí… 
 Los maestros suelen conjugar bien los verbos que implican humildad y saben ceñirse a su carga de conocimientos y saben bien cuál es su cometido, por el contrario, los políticos se envalentonan con los aplausos de sus seguidores y se crecen y se salen de madre porque no están preparados para tanto caudal, como le ha ocurrido al barranco del Poyo y al desechable Mazón, mi secretario me dice que ponga desechable, porque lo están usando y lo van a tirar a la basura, en menos que canta un gallo… 

Tú, por si acaso, no apuestes en contrario… 

 *B.M.*

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