*Mesiversario de la DANA*


 Cuando Manolo llegó a El Aaiún para hacer la mili, estaba un poco descolocado. Aquello era territorio desértico, año 1964, medios escasos y además, allí sopla el Simún, un viento con arena que para los que somos de la franja mediterránea no nos favorece en absoluto. 

 Manolo había terminado el ATS de la época y, claro con esa expectativa, con ese bagaje, como solía ocurrir en la mili, con mandos con cerebro altamente perjudicado por la grifa y el alcohol de garrafa, a Manolo le dieron una paleta y lo pusieron a hacer una pared de adobe, con bloques de barro, que los mismos soldados hacían y secaban al sol. 
 El soldado Manolo, con su nuevo cometido, se puso manos a la obra y el sargento encargado de la misma, un día, viendo la rapidez con que avanzaba la pared, se acercó a Manolo y le dijo: ¡Soldado, cuando yo vine aquí hace 10 años esa pared ya se estaba construyendo, usted ha llegado y parece que tiene prisa en acabarla…! Usted está muy equivocado… ¡Cuando usted se licencie, quiero que la pared siga en construcción.! 
¿Me ha entendido? Vaya si lo entendió, porque la pared, cuando se licenció Manolo, estaba como cuando él llegó… 

 Faltan ocho días para que se cumplan dos meses de la desgraciada Dana, y al estilo de El Aaiún, con soldados o con civiles agazapados, nada se ha avanzado, y da la sensación de que poco se va a avanzar, los políticos ya hablan como si hiciera meses y meses, casi años que pasó la desgracia, cuya suerte para los muertos, no se sabrá nunca, que hubiera ocurrido si el President, molt honorable… ¡Ya ves tú!, hubiera estado en su sitio y hubiera mandado refugiarse en casa a los valencianos del Horta Sud. 
Da la sensación de que no lo defenestran porque no tienen a nadie que pudiera asumir el mando. Hacer elecciones no les conviene. Sea como fuere, todos se han hecho la foto y los de allí continúan sin recibir ayudas, ni limpieza, ni consuelo. 
El karma debería existir y caer como una bomba de relojería encima de los culpables que continúan ostentando cargos, que parecen, más que nunca, inmerecidos… 

¡Qué difícil es quitarles las sillas cuando se aposentan los politiquillos de tres al cuarto… !
Ahí están con su cuajo, y sus cojones morenos…  

*B.M.*

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