*Visión interesada*


 Estaba yo observando desde mi altura el caminar de una hormiga que iba flaneando, como suelen hacer las hormigas, en su libre albedrío, y en eso me pasó la vida, rauda, cual conejo huidizo perseguido por galgo o podenco, muy deprisa, mucho. 

 Analicé sin darme cuenta la situación de cada animalito. Y pensé en el grado de libertad que llevaba cada cual en su mochila vidaria y me pareció correcto, pero de pronto noté que me observaba alguien desde su altura, como yo observaba a la hormiga. Y vi claramente que debió ser Orwell y que tal vez a George le observaba Stuart Mill y este era observado por Tomás Moro, en una perspectiva como la que tenemos cuando desde La Défense ves El arco de triunfo, la torre Eiffel, L'île de la Citée, Nôtre Damme y hasta donde te llegue la vista. Y esa debe ser la visión, interesada o no, de cada cual, como una ensalada con libertad, compromiso, vergüenza y desatino a proporciones de experto alquimista, cuyos porcentajes te da la educación y el aprendizaje, la lectura en suma. 

 No sé cómo se habrá quedado mi nieto después de oír esto cuando me dijo: Abuelo, cuéntame un cuento, pero que sea diferente al de la caja de herramientas, que ya me lo sé de memoria…
 ¡Que hay que hacer lo que uno quiera, dentro de la querencia que haya obtenido! 
Esa es la conjugación que yo quiero hacerle entender que es la vida. Que lea… Vamos… Que lea. 

 Y ahora tengo la duda de si las hormigas tienen biblioteca en sus hormigueros, y si la reina nombra bibliotecario o bibliotecaria a dedo, o hay oposiciones, porque no puedes poner a cualquiera en ese cargo, ya que los libros son comestibles para ellas, y tiene que ser una hormiga Gran Hermano la que ocupe el cargo. 
¿No? 

 *B.M.*

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