*¡Que ruede el balón!*
El médico me ha prescrito una cura de sueño, tengo cansancio crónico, y le voy a hacer caso durante dos semanas completas. Así, pues, los lunes, miércoles y viernes me levantaré a las 14.00 y los martes, jueves y sábados a las 2 p.m. Los domingos no me levantaré. Vamos a ver si me prueba y me recupero. Hablábamos de narcolepsia, apnea, insomnio, piernas inquietas, pero decidimos que era fatiga crónica… Cuando me fabricaron aquellos niños en Pakistán, yo ya me sentía mal, lleno de golpes y morados, aunque la piel de becerro no dejaba ver los moretones fácilmente. Después, con tantas capas de pintura reluciente, no se podía ver lo machacado que estaba. Oí, cómo comentaban los niños, el abuso que recibían: salario ínfimo, comida mala y algún que otro castigo.
Yo no podía hablar, porque está mal visto que un balón sin brazos, clame por los derechos de los niños abusados, mientras políticos, curas y negociantes mundiales se callan, porque ese balón es el instrumento de alienación que les permite a los que manejan el mundo, tener los cerebros de casi 8000 millones de, digamos, homo sapiens, en permanente letargo.
¡Que ruede la pelotita…!
*B.M.*

Comentarios
Publicar un comentario