*Otra vez la presencia*
Hoy me he ido al sofá corriendo a escribir porque me acuciaba una idea, pero al sentarme veo que la presencia que ayer estaba a mi derecha hoy está a mi izquierda, repantigada como si fuera ella la que hubiera comprado el sofá. No le he dicho nada porque no suelo hablar con nadie sin haber sido presentado previamente, y sobre todo, porque no sé qué decirle, ya que no sé hablar ronroniano, si es que eso es un idioma, que igual sí. Algo pasa con esa cosa porque, sin tocar nada, la televisión se enciende y se apaga y cambia de canales sin ton ni son.
Hay una novela o dos de Stefan Zweig en la que un ser envía mensajes por medio de la televisión o algo parecido; creo que era en “Carta de una desconocida” o “Novela de ajedrez”, mi memoria es flaca pero yo recuerdo algo de esa historia, pero también recuerdo que soy torpe para los trabajos de campo y que a Zweig lo leía entonces porque las novelas eran cortas, y porque me gustaba su forma de puntuar, ya sabes, eso de las comas, los puntos y demás. No tengo tiempo para buscar el mensaje y esperaré a ver los acontecimientos que vayan llegando.
Quiero olvidar a la presencia y no puedo.
Me parece haberme dado cuenta ahora, que la tengo presente, de que siempre ha estado ahí, que siempre está ahí, pero que no nos percatamos porque estamos muy ocupados en cosas que en el fondo son nimiedades.
Tú, sí lo has notado... Dime algo…
*B.M.*

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