*La ley les obliga ahora*
Cuando estás en el campo con árboles y conoces dónde cantan los pájaros que te gustan y vas a ese lugar… la paz y la tranquilidad toman tu cerebro y acude a ti la dicha en su simpleza más exclusiva y monumental; yo estoy seguro de que eso no lo cambiarías por nada material. Puedes volver en los tiempos cíclicos de las estaciones a por tus cantos, como vuelve el cometa Halley a su debido tiempo, y estarás de nuevo en éxtasis, y eso no tiene precio. Frecuentar lo que te gusta es una forma de placer inmenso. Cuando ves a clérigos que, apartados de la realidad del mundo, van con sus prédicas repetitivas y vacías de contenido humano, reniegas de sus formas y de sus fondos. Cuando esos clérigos administran con mano virulenta, y con formas grotescas, para los que no comulgan con su credo, y creyéndose por encima de la ley, rechazan la lógica que ella trae consigo. Cuando han creído que sus salmos manidos van a obnubilar tu conocimiento y ves que se engañan, el triunfo de la ley sobre la soberbia te produce una satisfacción similar al canto de los pájaros que te gustan, y la paz se apodera de tu entorno, y crees que es posible un cambio a mejor. Un mundo sin palabrería vacía y con más honradez y menos boato. La ley que les fue regalada y que con ella abusaron, esa misma ley, en otro apartado, ahora les obliga a perder lo que creían que ya tenían ganado, jugando como jugaban con ventaja y abuso manifiesto.
—¿Crees que lo entenderán? le decía una carcoma a otra. Mientras roían la cabeza de un cristo de madera de pino piñonero y colores chillones, propios de la policromía que se estilaba en su tiempo.
—Puede que lo entiendan porque los abusos agudizan el ingenio del que los padece. Lo que me extraña es que no haya muertos. La noticia de que va a salir en prensa, me tiene muy curioso.
*B.M.*
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