*El graffiti*


Una amiga empresaria me ha llevado a Palermo en Sicilia por un asunto de negocios; ella, y yo mientras he ido a visitar el lugar. Es singular Palermo, como singular y única es la cueva del mesolítico temprano que hay allí; es la cueva Addaura. En esa cueva hay unos graffitis tallados por humanos antiguos hace unos 20.000 o 15.000 años a. C. La foto que he colocado es una de ellas. Me emocionan los graffitis porque empatizo mucho con el artista, por su transmisión cultural de conocimiento, sea o no religioso el tema, por la identificación de la cultura y los contextos que expresan y el mensaje político y social que conlleva o simplemente por la impronta de decoración que conforma. El hecho en sí es la transmisión de ideas en el tiempo. Me parece loable y esclarecedor. Considero que una manifestación en forma de graffiti perdura en el tiempo por siglos. Algo querían decirnos y, por azar o por inteligencia de saber hacernos llegar el mensaje, ahí está, a falta de interpretación. En mi pueblo, que fue castigado por un bombardeo en el 38, aunque no se merecía eso, desapareció casi cualquier vestigio de cultura y fue lugar de regiones devastadas. El bombardeo también es una especie de graffiti que dice al que queda en el lugar: ¡Ojo, que mira de lo que soy capaz, y ahora apáñate con lo que te queda!
De la destrucción quedó salvado un edificio, el más antiguo de Nules, una ermita, la del calvario, lugar de juegos de niños entre los árboles que son pinos mediterráneos y lugar de culto para los que creen en eso. Los políticos de los 60-70 creyeron conveniente lucir sus poderes y partieron el recinto, colocando una residencia de ancianos. 
 ¿No había otro lugar, señores del ayuntamiento y de cooperativas y congregaciones? 
 Y la ermita quedó escondida, como en una cueva al lado de la Serraleta, detrás de la residencia. ¿No oléis los piñones, no véis las grietas en las paredes y oís el silencio sepulcral que habéis dejado?
 La propiedad de la ermita es del obispado de Segorbe-Castellón, que está en manos del obispo Casimiro, que la ha dejado caer después de mentir varias veces diciendo que la iban a arreglar, y ese es el graffiti, esa es la transmisión que nos ha llegado, sin que el Ayuntamiento haya hecho nada por preservar la ermita. Es un graffiti que nos está diciendo: Hago lo que me da la gana porque es mío y, si cae, al suelo que va. Y también nos está transmitiendo su poderío, después de 22 años de ausencia en ayudar a pobres y menesterosos, acudiendo solamente a lugares de boato, haciendo construir una iglesia de 2 millones de euros en Benicasim, para que se recuerde al vecino de Burgo de Osma, Casimiro, convecino de Jesús Gil y Gil, quien en la provincia de Castellón hizo lo que le vino en gana, que era no hacer nada. 
 Esos  graffitis malos hay que borrarlos y recuperar lo que es nuestro. Ni Nules y la provincia merecían un grafitero de esa baja estatura, física y moral. 

 Si podéis, id a Palermo, por la cueva y por Sicilia y por la ruta de los volcanes y por el Etna y porque se come con aceite y son como nosotros, mediterráneos, no como el obispo grafitero. 

 *B.M.* 

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