*Viaje con Caronte*
Esta tarde no fui con mi amiga Laura al cine, porque había llamado Caronte a las cuatro, para decirme que me esperaba en la laguna. Le dije que la cosa estaba complicada porque la combinación de Renfe estaba muy mal en Cercanías, pero que iría a hablar con Belphegor, que es el demonio de la pereza, ya lo sabéis. A mí me gusta más cuando coge la apariencia de bella joven, que cuando sale como un demonio musculoso de varios metros de alto, que no veas cómo lo ponen en la Biblia en Números, 25. Fornicador y matador a ultranza. Pero al ser tan perezoso, se maneja muy bien con los agujeros negros y los agujeros de gusano, porque él ya ha superado la fase teórica y va y viene por donde quiere. El espacio para él es como mi cuarto de baño. Quería pedirle Balphegor, que en realidad se llama Baal-peor, quería pedirle, digo, que me diera un agujerito negro pequeño para acceder al noveno círculo del infierno e ir donde Caronte, que espero que me conceda el favor que le he dicho y le he rogado por activa y pasiva, quiero entrar, cruzar la laguna estigia y volver a salir. Hasta el presente solo Orfeo lo consiguió, yo quería ser el segundo. Caronte no quiere por el óbolo, es un pesetero, y porque solo lleva muertos. Pero yo sé cómo ganármelo… Es algo muy prosaico pero efectivo. ¡Puedo inventármelo o contarte la verdad!
¿Qué prefieres? ¿La verdad? Pues ahí va y no te rías, que las cosas del inframundo no son para tomárselas a risa.
¿Tú te acuerdas de aquello de que hasta que la muerte os separe? Pues eso, así de seria es la broma. Me han pedido que traiga la esencia del señor de los olvidos que está allí, para que derrame la esencia a raudales, entre las sábanas que utilizo y que deje de meterme con el clero…
¡No lo entiendo! Ya ves tú, me consiguen la esencia en el noveno círculo del infierno, unos demonios y me dejan colar en su inframundo para que salga beneficiado al clero.
¿A ver si van a ser lo mismo y aún no nos hemos enterado?
Por lo que respecta a mí si yo fuera Caronte a todos los mandatarios mundiales no les cruzaba la laguna Estigia, sin percatarme que estuvieran bien muertos, ya te conté mi técnica, los sesenta y nueve minutos del trayecto los llevo con la cabeza bajo el agua, pero antes me cojo el óbolo de debajo de la lengua, se la arranco y se la doy para que se la coma a mi can Cervero.
¡Aquí abajo estamos muy bien avenidos… Ya lo verás cuando vengas…!
*B.M.*

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