*Holganza*
Hay veces que pienso en que si no habrá que dejar de hacer cosas de las que tengan horario y obligación, y llevar la libertad y el libre albedrío a extremos rayanos con el libertinaje o más allá.
¿Si hoy no tengo ganas de ir a clase de francés?… Pues no voy…
¿Si el horario de inglés me incomoda? Hago cualquier otra cosa. Sin dar explicación alguna a nadie. ¡Qué más dará!
He tenido una semana con seis o siete horas de clase diarias y la verdad es que me lo he pasado bien, me he cansado, pero he estado bien. Pero si la próxima semana me da por no hacer nada y no ir a clase, pues… Ya veré qué hago.
Si haces por aburrirte, el tiempo te cunde más. La holganza no es mala compañera, usada de vez en cuando. Nadie muere de eso. No sabría yo catalogar todos mis momentos de holganza, pero tengo recuerdos buenos de eso. Un ejemplo, por poner uno… Estoy leyendo un libro, miro por la ventana y veo una bandada de pájaros que no se sabe bien adonde van y me quedo observándoles entre cinco y ocho minutos, sin problema, porque no se van, dan vueltas en círculos como si fueran buitres o quebrantahuesos, buscando algo para comer, aunque son jilgueros, que dicho sea de paso cada vez quedan menos. Y esos cinco u ocho minutos me sirven de relax, que es lo que ha proporcionado la holganza y de ahí pasar al nirvana y a la paz total, hay solo un trecho… Muy pequeñito…
*B.M.*

Comentarios
Publicar un comentario