*Los puñados de arroz ahorrados*


 Mi prima Maricarmen, paellera de postín y lectora de Corín Tellado, en la más amplia acepción de la palabra, porque sé que tiene una habitación repleta de las novelas que lee y relee, yo le noto la disfuncionalidad en su vocabulario, es demasiado conciso, muy restringido y huele a viejo, no a antiguo, a viejo, como las iglesias con humedades a las que no se les limpia bien y tienen esa atmósfera rara, esa sensación acre por las esquinas que están ocultas a la vista de la gente, huele como si se hubiera meado allí alguna vieja, al compás, y no se hubiera limpiado nunca la zona… Yo soy, por vocación, estudioso de los suelos de las iglesias y por el color y el aroma, sé decir dónde se ha meado alguien humano o animal y la época de la micción, de momento no sirve para mucho, pero quién sabe si con el tiempo la arqueología eclesiástica me tendrá en la debida consideración, porque cada vez hay más iglesias meadas y abandonadas. 

 Me contaba Maricarmen que las paellas las hace a ojo, el arroz lo echa a puñados, nunca mide peso ni volumen, es a la palpa. Dice que si quiere triunfar, por cada cuatro comensales, ahorra dos puñados, que debería poner y que además retrasa la hora de la comida a propósito 40 minutos y que da igual que lo haga dulce o salado, se lo comen con el recelo de niños ante chocolate con churros. 
 Todo esto lo llevaremos en secreto, porque a nosotros nos invita bastantes veces, a pesar de que debo pasar yo por la carnicería a saldar las cuentas… 
 Tiene además de la paella, como especialidad, un postre, que ella dice que es de su invención, pero yo lo asimilo a la tarta Tatín, aunque no se priva de nada y pone en abundancia, higos frescos, melocotones y ciruelas rojas, de las que pican, azúcar, canela y miel y una capa de pasta de hojaldre, le queda de maestra pastelera, pero para que no se crezca yo no se lo digo. 
 Cierta vez le enseñé a hacer crêpes y dijo que no le gustaban, sé que cuando tiene invitados formales les hace el de naranja, el crêpe Suzette en paella nueva, flambeados en la mesa del comedor, dándose el pisto de entendida. 
Es buena gente y  ya va dando muestras de senilidad porque se le olvidan las cosas más simples, y a pesar de que le dije que los crêpes pueden ser también salados, ayer me contaba que eso se lo ha inventado ella… 
Todo sea por los puñados de arroz, que les sale sublime por ahora… 

 *B.M.*

Comentarios

Entradas populares de este blog

*El Madrigal, el nostre troç*

*Viaje eclesiástico*

*Visión interesada*