*Cerdo*


 Por motivos de diversa índole, he venido a vivir a Noruega, como se podrá ir descubriendo a medida que os cuente este relato. 

He de significar que mi potencial económico no fue muy grande ni presentable durante toda mi vida, aunque no viví mal, pero eso no importa ya, cumplidos bastantes años de mi vida.

El caso es que me he casado con una mujer mayor que yo. Es muy buena gente. Es Noruega. Fue un bellezón en sus años mozos y ahora sonríe con los ojos y con un semblante nórdico que conserva su lozanía. 

Vine aquí a Noruega porque por una caída desde el caballo me rompí la columna en varias partes. La posibilidad de recuperación y cirugía pasaba por el monte Sinaí y el Hospital Presbiteriano de Nueva York que estaban fuera del alcance de mi bolsillo. Había también otro hospital en Bayona más barato. Íngrid, mi mujer, además de dulzura y belleza anterior, tiene una fortuna en bolsa diversificada en Nokia, Opera y Telenor. Ella fue la que me dijo que no tuviera problema con eso del dinero. 

Me operaron y la cosa salió mal, me volvieron a operar dos veces más y tuvieron que aplicar cirugía novedosa y cambiaron partes de mi cuerpo por tejido compatible de Sus Suidae, son términos científicos. La nueva situación tuvo más éxito y me volvieron a operar. Me volvieron a operar con la finalidad de investigar y ver si lograban quitarme dolores y darme movilidad, como así fue… 

Ahora Ingrid y yo vivimos en Menorca, allí tiene un chalet enorme y pasamos horas y horas tomando el sol y baños de agua de mar y de barro. Cosa que cada vez me gusta más… 

Los médicos me hacen anotar cada sentimiento y cada reacción de mi cuerpo para proseguir con la investigación y así lo hago. 

He de hacer constar que en toda mi vida no me gustaba comer carne, ni fruta, ahora, como de todo con gusto y fruición. 

También comentamos Íngrid y yo, que los momentos íntimos que vivimos son inmejorables… Ella agradecida y yo también… 

Y es que la ciencia avanza que es una barbaridad, ya que acabo de leer, desconocía este hecho, que los cerdos se aparean con sesiones de copulación y orgasmos de 500 ml y 90 minutos de duración… 

Ingrid la veo que reza a sus dioses y pone cirios de cera de abeja, por la suerte que ha tenido con mi llegada,  y yo cada vez estoy más preocupado, porque cuando veo los andares de una cerdita, se me van los ojos detrás y me cabrea mucho la cantidad de jamón que comemos los españoles, comemos, no, comen, porque yo ni lo pruebo…


*B.M.*

Comentarios

Entradas populares de este blog

*El Madrigal, el nostre troç*

*Viaje eclesiástico*

*Visión interesada*