*Mil*


 El asno de Buridan, como sabes, estaba atado por una cuerda a un palo, de un lado había comida, del otro había agua… Hacía calor, hace calor ahora también, y los días iban transcurriendo a su consabida pesada marcha habitual… 

El asno no decidía si ir a comer o ir a beber…y estaba quieto. Fueron pasando las horas y los días y los ruidos estomacales pidiendo comida, ponían la nota musical a la debilidad que le fue entrando, de tal suerte que a los pocos días murió, sin haber comido ni bebido… Es un ejemplo clásico, que se usa en las primeras clases de los días de la universidad como lección para aprender a decidir lo que sea, pero ya… 

 Con este relato de hoy llegó a mil, número recio donde los haya, redondo y contundente, capaz de llenar páginas de historias de literatura, de historias de guerras y de paz. Las 1000 y unas noches, los cambios de milenio que temieron el fin del mundo, el Apocalipsis, el año en que fue inventada la pólvora. Mil, es una cifra contundente. 
Yo, como el asno, tenía tres opciones en vez de dos, una era buscar algo espectacular como apoteosis para llenar esa cifra, otra hacer una recopilación de los temas que más me ocupan, reivindicar cosas sociales o algo parecido y la tercera, dar las gracias a los que me leen, que no sé quiénes son en su mayor parte y también agradecerme a mí mismo, la dedicación diaria que me ha divertido y me ha hecho pensar en que lo que es realmente bueno de la vida es ser libre y buscar ahí, en esa libertad, los compromisos a los que quieres dedicar tu vida… 
No he sido mendaz, porque invento y reinvento, no he faltado a nadie que no esté retratado de antemano, y no he querido enseñar nada a nadie, porque nada sé, como para enseñarlo. 
Gracias y a continuar… Me voy que parece que va a llover otra vez, al menos en mi corazón, desde que no está Nemi… A la que Anubis y los demás dioses, guarden muchos años perrunos, y que a ella y a mí nos guíen en el viaje al inframundo, para el pesaje del corazón, en el juicio de Osiris… 
 No sé si estás en lo que hablo… Pero de todos modos, recuerda a Ma’at la diosa de la verdad y de la justicia, la que determina si somos dignos de la vida eterna… y ofrécele oraciones…

 Si… Pues eso… Mil…Mil… 

 *B.M.*

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