*Lucas perseguido*
Recordemos que en el mes de abril, Lucas marchó a Zúrich, llevando el contenido de las dos cajas que debían contener zapatos, pero no eran zapatos precisamente.
Te dije que, en un trazo, te lo contaría y te lo cuento ahora o al menos lo intento.
Una llave, una dirección en un papel del tamaño de octavilla, una libretita, un disco duro, unas coordenadas, un GPS y un fajo considerable de francos suizos.
No declaró nada en la aduana y tuvo suerte porque al que iba delante de él le pillaron; a Lucas no le miraron la maleta, la única que llevaba. No hubiera podido aclarar de dónde procedía aquel montón de dinero.
A qué había ido era un enigma, que debía resolver, otro, y por qué, un tercero.
Por el momento no recordaba nada, y los documentos que guardaba el disco duro estaban siendo examinados, sin prisa, tratando de vislumbrar alguna pista o un indicio que permitiera dar luz a la situación.
Manolo, amigo y profesor de informática, un gurú, él era quien destripaba aquello. Si había algo que encontrar, saldría, seguro que saldría… Manolo era capaz de todo…
A mitad de camino entre la Lausana y Ginebra se encuentra Gland. Ahí está el Golf Center Gland y unas villitas, de una de las cuales era la llave que apareció en la caja de zapatos de Alfondeguilla. Ese era un sitio reservado y señorial, fuera de miradas, debía de ser caro, pero cuando llegó, vio que estaba todo en regla, la casa, a su nombre, pagada y un coche en la puerta, un restaurante familiar al lado y una tarjeta en la mesa de la cocina con el teléfono de la encargada de la limpieza y de la cocina.
Lucas llamó a Manolo… Ring… Ring… Ring…
--¿Manolo, que me cuentas?
--¡Vete, Lucas… ¡Vete de ahí, recoge todo lo tuyo, limpia las huellas y vete…!
Ve por la N5 a Dijon, cuando llegues me llamas… ¡Pero vete ya… !
A las dos horas, Lucas vuelve a llamar a Manolo…
--¿Recuerdas a los del Cossi…? ¿Los de la Diputación…?
Han creado pruebas falsas para implicarte en la trama de aguas, carreteras y construcción… Algo tienen contra ti…
Ve a la Rue Molmir, número tres… Y te quedas ahí… Háblame por el teléfono móvil que hay sobre la nevera, lo he hecho colocar ahí yo… Hay diez, utiliza uno cada día y los vas destruyendo… No hables mucho, nunca más de dos minutos. Y no des datos.
—¿Manolo… Esta es la tranquilidad que me dijiste que iba a tener?
—Lucas, he hecho lo que he podido, pero es que te tienen montada una trama potente y tú no debes estar cerca de ellos…
—Estoy jodido… No sé en qué pensar ni qué hacer…
—No hagas nada, espera una semana… Ya te diré…
Me sabe mal dejar el Golf Center Gang, porque es un lugar perfecto para vivir, ya encontraré otro, supongo. La sensación de huir de no sé qué cosa no me atrae nada.
Manolo avanzaba raudo en el análisis de los datos y Lucas releía una libreta de apuntes, porque siempre había creido que las palabras no manifiestan solo lo que hemos tenido intención de expresar al emplearlas, de manera que la significación rebasa las intenciones del autor, y él creía que ahí estaba la clave del porqué del viaje.
Por el momento todo era oscuridad e interrogantes, que a veces no contenían palabras… El silencio pesaba presagiando, no se sabía qué exactamente…
¿Que podía haberme traído a Suiza? ¿Dinero? ¿Ayuda? ¿Las coordenadas? ¿Pero… qué?
Cuando el pasado 3 de octubre entregué el disco duro a la Fiscalía Anticorrupción en Valencia, el contenido no revelaba nada de mi identidad, ni podía establecerse una conexión conmigo, por ese lado estaba bastante tranquilo. Pero era evidente que venían a por mí. Y no es que yo me lo esperara, al menos no tan rápido, tal vez por eso me marché…
Solo temo a la injusticia por si caigo en sus manos y a la ignorancia de no saber lo que buscan en mí, porque no sé qué es…
Manolo me dijo que Esther, me buscaba para hacerme llegar un mensaje de Carlos, y que él encontraría el modo de que yo supiera de qué se trataba… Al principio no sabía de quién me hablaba, pero ligando cabos… lo supe.
La Tetis y Farlo, eran ellos dos. Tenía que ver con el verano que pasó Aznar en Playetas en Benicasim… Y las cuentas del Consorcio y lo de Vall d’Alba y lo de Artana. Mejor no contar nada por aquí…
Pero ya me voy aclarando, la cosa arranca en la reunión en Más de Roures, en el privado, con Luis, José Luis, Toni, Miguel y otros dos más cuando se repartían las obras de Ayuntamiento, Diputación y Hospital…
Manolo, supo como hacerme llegar el mensaje, era este: “Quiero que declares en favor mío, en el juzgado número dos de Castellón sobre prevaricación y sobrecostes… En dos meses. Te lo agradeceré“
Nada más, decía el mensaje…
¿Que me iba agradecer? Yo solo hice mi trabajo en las auditorías en las que se detectaron cerca de 42 millones desaparecidos…
El mensaje, en teoría nunca fue recibido por mí… Y no declaré, naturalmente, que no… Pero yo continúo buscando y rebuscando…
¿Porqué estoy aquí?¿De qué huyo o que busco?
Y aún no lo sé…
*B.M.*

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