*Fiestas*
Iban a comenzar las fiestas en dos días, aunque con demasiado calor esta vez. La gente gusta de las fiestas, siempre fue así: los jóvenes sin horario, los padres de comida en comida y los mayores, observando y cuidando a los nietos. El programa siempre era un calco del año anterior, con presupuestos muy ajustados, la edil de fiestas, tratando de implicar a asociaciones, que no cobraran por hacer actividades con que rellenar las tardes-noches. Este año, una cuestión importante, se había producido y aún no se había dado a conocer. Estaban agotando los plazos que marcaba la ley antes de dar publicidad al inquietante hecho… Las fuerzas del orden estaban sobre el tema, un subinspector se había trasladado desde la capital a la pensión del pueblo con dos compañeros más. Todo el Ayuntamiento era un manojo de nervios, era raro que no hubiera trascendido la noticia, los ediles suelen ser cotillas. Las pesquisas se estaban haciendo con sigilo. Las preguntas eran de una confidencialidad Defcon 4. Riesgo bajo es 1 y cinco muy alto, al contrario que en Estados Unidos. No importa eso ahora… A los familiares implicados en el suceso, se les trasladó a Villavieja, a las Termas, para que no pudieran ser vistos ni preguntados por la gente. La lista de sospechosos había pasado de 13 a 4 en dos días, todos tenían coartada, excepto los cuatro que quedaban. El Subinspector tenía amplia experiencia y este caso no le iba a venir grande, había resuelto cosas muy complicadas, casi siempre a toro pasado. Las dos niñas, de 12 y 13 años, no habían cogido dinero de sus casas; parecía que no faltaba ropa, pero debido a la bonanza económica, era difícil saberlo con exactitud. Habían aparecido los dos móviles en un bolso en un banco de la estación del tren. Nada daba a entender algo raro o sospechoso, solo había unas llamadas entrantes de sus hermanos, padres y amigas; nada aportaban para conocer el paradero de las dos. Estaba claro que fue lo que fuera lo habían hecho juntas. ¿Secuestro? No, porque las economías familiares no daban para tanto. ¿Escapada romántica? Tampoco. Ni los profesores ni las amigas conocían problemas que las impelieran a marchar. Se peinó el pueblo con perros, personas duchas en búsquedas y drones… Nada. Los cuatro sujetos peligrosos del pueblo hacían vida normal, si puede llamarse así a la vida que hacían… Las grabaciones del tren de las estaciones de Castellón y Valencia, no daban sus imágenes. Marchar en autostop improbable. El subinspector era partidario de esperar otras 48 horas… Pero ya estaba fuera de la ley. Los nervios estaban aumentando; si había ocurrido algo siniestro, no habría fiestas. La mañana del día 1, las fiestas comenzaban el 2, salí a pasear a Nemi, por donde suelo hacerlo, eran las 6.05 y me acerqué al lugar donde hay césped, que ahora está recién cortado, justo al lado de la ermita del Calvario, allí suelto a la perra que juega y come hierba y va y viene… De pronto, casi como cada día aparece una gata rubia, y ya se conocen y Nemi se pone a perseguirla y se meten por un agujero de la carcomida puerta de la ermita y yo a esperar, y esperar, y no salían… A esa hora, las cocinas de la residencia de ancianos, que ocupa el lugar tapando la ermita a la vista del pueblo, ya había movimiento, me acerco a la ventana y Rosa la cocinera, que me conoce, me dice que qué hago a esas horas y yo le digo lo que hay, me abre la puerta de la verja y entro, voy a buscar a la perra, y por la ventana de la casa del ermitaño veo dos caritas asustadas, que me reconocen y me cuentan lo que han hecho y por qué lo han hecho…
Llamo al concejal y le cuento lo que hay, le digo que venga la policía, pero sin estridencias, ni luces y que las lleve al Ayuntamiento. Que llamen a los padres. Así lo hacen.
Yo ahora vuelvo a casa con Nemi tirando suavemente de la correa, porque ya ha aprendido a andar a mi lado, y voy leyendo la carta que habían escrito las niñas al obispo, pidiendo que devolviera la ermita al pueblo…
Es muy bonito que hasta los niños se den cuenta de lo que es justo y que lo manifiesten con un juego de rebeldía inocente, aunque casi haya puesto al pueblo patas arriba…
Todo va a seguir igual, el pueblo tendrá sus fiestas, los padres se calmarán, el Ayuntamiento respirará y el obispo, con la señora obispa y sus obispillos esperarán la jubilación, sin mover una ceja, como siempre…
*B.M.*

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