*Sabores*
Decía el maestro Jobla, que a los que tenemos la capacidad de amar mucho sin ser correspondidos, se nos pone el cuerpo de un sabor a cabeza de gamba roja de Dénia y a tuétano a la brasa, de tal suerte, que quien nos prueba, aunque sea por descuido, ya no vuelva a los prados donde solía pastar.
Es tal el sabor profundo y delicado, que esas personas que lo prueban, no tienen ganas de beber ni comer nada más, para no salirse del mágico momento, erótico, culinario, gastronómico, oloroso, que las embarga, embriaga y reboza el alma.
La sinfonía de notas y arpegios que se originan en la pituitaria y en las papilas gustativas solo tienen parangón en la visión extrasensorial del cuadro de Polock, Convergence. En el que confluye realmente todo el mundo de colores posibles…
Color y caos versus sabor y éxtasis.
Hace unos días que han sacado tabaco de vaporizador con sabor a jamón de Jabugo y otro con sabor a tortilla de camarones.
Ves… Eso ya me va gustando… Esa es la actitud… ¡Si no es tan difícil complacer al mundo… !
Lo que pasa es que entre inventar armas de destrucción masiva y aranceles, unos peleles intelectuales como Aznar y Trump, tienen amedrentados a políticos de mantequilla…
Y nosotros, débiles como somos, mirando a no se sabe dónde…
¿Va a ser verdad que se viene el fin del ciclo mundial…?
Yo, por si acaso, ya no me compro ropa nueva…
Y estoy buscando dónde depositar tanto amor sin utilizar, como tengo…
La que me gusta ya está ocupada y lo que se me ofrece… No me gusta…
Esperaré, a ver si hay suerte.
*B.M.*

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