*Retrato costumbrista*
Estamos de acuerdo en que no era ningún adonis, pero Marcelo, desde su puesto de verduras y frutas en el mercado municipal, se manejaba a las clientas como “el gos d’atura“ lleva al rebaño.
Marcelo era afable, dicharachero, bromista y socarrón; si hubiera estudiado o leído un poco más, servía para alcalde, no te digo más. A todas les decía algo, con la picaresca de la jugadilla o los atributos femeninos resaltados y encumbrados a la máxima potencia, la que le permitía la concurrencia, sin pasarse casi nunca. Un runrún corría por el mercado, porfiando, a cuál, o a cuáles de sus parroquianas se habría beneficiado el tal Marcelo.
-¿Cómo tienes los pepinos? Le preguntaban provocando.
-Los, no lo sé… Él, sí, lo sé, y hay quien lo sabe… respondía, juguetón…
-¡Rábanos, gordos, rojos y largos en oferta los doy…!
Y la más guasona le respondía: Con uno me sobra que solo es para mi ensalada diaria…
Y así iban transcurriendo los días, y las clientas buscaban la distracción y el buen género que se les ofrecía.
Ayer la parada de la tienda amaneció cerrada “Cierre por asuntos personales“. Un corrillo de mujeres cuchicheando, iba diciendo: “Llegó la Guardia civil a su casa y sacaron dos ordenadores y unas cajas“ “Es un asunto delicado, mejor no hablar“ “Ya se sabrá“.
En el periódico de la tarde aparecía la noticia: El cura de la parroquia y un empresario de frutas y verduras implicados en una red de pornografía y pederastia…
Mañana abrirá la tienda su sobrina, pero ya verás que no será lo mismo…
“Yo ya le notaba algo“ “¿Y lo de la fama de mujeriego?“ “Fachada, pura fachada para esconder la verdad“ “A los curas, es que habría que dejarles que se casaran para que no pasaran estas cosas“…
Yo no he vuelto a comprar a la tienda de Marcelo… ¡Ya ves tú!
*B.M.*
Comentarios
Publicar un comentario