*La cagalera*

 Cuando se producen variaciones en las condiciones o planteamientos iniciales, se pueden dar grandes diferencias en el comportamiento y el resultado final de una acción, imposibilitando, eso sí, la predicción de lo que va a ocurrir más tarde o a continuación. 

 Como en una novela social de ficción, así sucedería: El día 28 de octubre se produciría una cena en el Ventorro y no una comida-siesta el día 29. En esa cena, los asistentes, los mismos, el honorable, molt, ya ves tú qué título de ficción. Honorable debe ser alguien a toro pasado, porque se está demostrando que uno sí, otro quizás, otro puede ser. Todos llevan la honradez y la honorabilidad atada al rabo o al bolsillo, o ambas dos cosas… 

En esa cena de capricho, se cuenta, se dice, por los mentideros del Palau, que se ofreció el cargo para dirigir, no sé qué televisión de la que no tiene potestad el President Mazón, para decidir, proponer, sí, decidir, no. 

Una mujer, separada, de buen ver y un sujeto agente que, investido de cargo parece una cosa, más cosa de lo que realmente es… Esa cena con ostras, champán y otras delicias, y que se continuó con licores y otras minucias… Resultado una cagalera de aquí no te muevas… Resultado final, el President al día siguiente, indispuesto o dispuesto a estar atado al váter masivamente, de la chica, no vamos a hablar. 

Llega la mañana del 29 y los avisos de AEMET y los ínclitos segundos y terceros del gobierno, cagaditos también por la inexperiencia, sueltan todos los mensajes habidos y por haber… Son tildados de exagerados, pero cuando viene la RIUÀ, todo el mundo está a salvo… 

Es decir, que por no haberse producido una cagalera en Mazón, nos encontramos con 222 muertos, que no deberían haberse producido… 

 No se salvará, porque es un muerto político, con cara de muerto, y que va apareciendo en la tele, con una mochila corriendo, con prisas, como si fuera a trabajar o corre que me cago, buscando un váter donde liberar su furia. A toque de corneta militar…

¡Lástima de cagalera! 

 *B.M.*