*La amiga especial*


 La necesidad le hizo aguzar el ingenio hasta un punto rayano con la excelencia. Ella, con algo más de 55 años, tenía estilo para vestir y porte sin afección, elegante, culta y con un tipo juvenil increíble. Por avatares de la vida no conseguía ahorrar en absoluto, y necesitaba ingresos continuados y relativamente abundantes, aunque no en demasía. 

 Haciendo un poco de trampa con la edad, se hizo socia en dos sociedades de mayores de 65 años, cada una en un extremo de la ciudad. Su fuerte de trabajo era el mes de mayo y el mes de octubre, donde se volcaba a participar en todo lo que había: bailes de salón, gimnasia rítmica y bailes latinos. Tenía ritmo, gracia y una sonrisa preciosa. No tardó en hacerse querer y desear, estudiaba a sus partners y los camelaba, dejándose sobar un poquito, cosa que los viejos agradecían con gran alegría de alma y cuerpo. 

 Centraba su esfuerzo en cuatro amigos por semestre, y justo el momento álgido de las relaciones eróticas, era la quincena previa al cobro doble de la pensión de jubilación de sus compañeros. Con discreción solo les sacaba dos mil € a cada uno, ellos encantados porque creían haber ligado y estar en la gloria, y ella se procuraba el ingreso adicional necesario. Como les daba masajes, esa era la contraprestación adecuada. Cuatro personajes contentos y ella con un monto de dieciséis mil € adicionales a sus ingresos habituales, que le permitían el ahorro compensatorio buscado. El director de uno de los dos centros se olió el pastel, pero unos masajes, con un añadido de felicidad final, hicieron olvidar el asunto. 

 Historia sencillita con seis personajes unidos por don carnal y don dinero; eso ocurre en el mundo entero. 

 Hecho totalmente verídico del que solamente se aportarían pruebas con requerimiento judicial.  


*B.M.*


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