*El espejo II*
El otro día os dije que el espejo estaba más borde que de costumbre, me equivoqué, un día os daré la noticia de que lo he roto, ya lo veréis…
Lo de hoy está rayano con la afrenta, a pecho descubierto, así, sin paliativos…
Yo ya estoy hecho a tardes, a días y a meses de zonas en guerra.
En Jartum conocí lo que es un escenario de guerra dentro de la ciudad, escenario de los que enseñan en las películas, aunque yo lo viví durante días en directo por viajes realizados en cuatro años.
En Túnez, después de D’jerba en la frontera con Libia, nos llovieron las balas por encima de nuestras cabezas y tuvimos un cuerpo a tierra de tres horas de duración, porque a alguien le pareció bien hacer puntería sin más, para divertirse.
Otra vez, hace años, de maniobras mañaneras en la mili, nos llevaron por un sitio indebido. Íbamos unos cien y pasamos por una colina que emergía al fondo del campo de tiro. Una hora interminable de silbidos de balas, pero como no pasó nada, una anécdota para contar.
Pero lo del espejo es para no perdonarlo, pero como no debo enfadarme, ni discutir, así me lo tengo jurado, lo voy a mirar con distancia en el tiempo.
¿Sabes lo que me ha dicho el espejo? Pues, me ha dicho que si lo que me espetó el otro día no ha calado y no sé resolverlo… que él me ha oído decir que tengo un conocido que es general retirado, que si yo no soy capaz de arreglar lo mío, que hable con el general…
¡¿Tú te crees?!
*B.M.*
Comentarios
Publicar un comentario