*Papas sabor jamón*


 El taxidermista era español, no voy a decir de dónde, por si acaso diera lugar este relato a represalias;  yo contacté con él porque se me murió un conejo que tenía y él lo taxidermizó de tal guisa que parecía que estaba vivo. Un tío mío, que no se veía mucho, una vez se llevaba el conejo para hacer la paella. ¡Imagina! 

Dicho eso, voy a contar que en un pueblo cercano al mío, había un museo de animales, muy antiguo, y por la falta de limpieza y el descuido de los propietarios, que eran frailes Carmelitas, los bichos se estaban echando a perder, esa situación me dio pie a pensar en la solución para hacer desaparecer los cuerpos de tres curas, que aparecieron muertos en circunstancias sospechosas y en un lapso de tiempo de medio año en la zona de Segorbe. Noticia que fue muy comentada en sus días. Un taxidermista igual te vacía un pajarito que un elefante; este era un profesional como la copa de un pino. Le unté bien de dinero, para que no dijera nada, porque al fin y al cabo el dinero era de los curas, y los fue vaciando, a cada uno en su fecha, y los fue metiendo dentro de los animales que yo le llevaba para reparar. 

Así que cuando vayas de visita, porque han abierto otra vez el museo, recuerda que dentro del oso está mosén Jeremías, dentro del toro está mosén Manuel y dentro del corzo, mosén Juan. 

A cada cual le llegó su hora por diversas actividades que la justicia ordinaria no zanjó, ahora ya ha prescrito todo. Allí están los tres y no huelen mal porque la grasa de cerdo de Teruel se enrancia y hace hasta buen olor. 

De hecho, me comentaba el del bar del museo que la gente, cuando salía de la visita, se tomaba cerveza tras cerveza y pedían papas con sabor a jamón. 

 ¡Ya ves tú qué cosas! 


 *B.M.*


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