*Festes de Poble*


 Cuando éramos pequeños siempre jugamos a toro, entre San Juan, San Bartolomé, San Joaquín, la Soledad, San Isidro Labrador, San Agustín. En Nules, en Mascarell, en la playa, al menos siete semanas de toros y vaquillas. Siempre había barreras y carros montados para la celebración de las tardes de fiesta. Eran nuestro patio de juego. 

 No había televisión. ¡Qué cosa más curiosa la tele! Que tuvo la culpa de que ya no saliéramos a jugar a la calle. 
 
Los niños éramos, entonces, bichos de calle. Teníamos para jugar, cuernos de toro y jugábamos horas y horas. En cuanto a estudios, solo teníamos un libro y un número pequeño de alumnos por clase. El libro era La Enciclopedia Álvarez. Algunos íbamos a repaso después por la tarde. El resto a jugar. 
 Cines había cuatro para una población de 9000 habitantes, y para los niños la sesión de las tres de la tarde, precios populares y películas, analizadas y escogidas: Tarzán, King Kong, Fray Escoba, Marcelino, pan y vino; antes de la película gorda, una pequeña del “Xic i l’haca”, comiendo pipas, cacahuetes y tramusos, bebiendo sarsa.

 Nuestros héroes eran “els rodaors” de las vaquillas.
 -¡Yo quiero ser el Olivero! 
-¡Yo, Pedro las Vacas! 
-¡Yo, El Flare! 

 Ayer vi a Vicent “El Flare”, está igual, un poc mes groset, pero conserva el gracejo y la sonrisa de toda la vida. Fuimos vecinos en el Carrer “La Corbella”, ahora Virgen del Carmen. 

 -¿Cóm estás Vicent? 
-Ja veus. 
 -Jo et veig igual, com fa anys, com sempre… home, un poc mes asaonaet. 

 Y le dije a su nieto, que su abuelo era el mejor rodador de vaquillas de nuestra época, era nuestro héroe. 
¡Qué tiempos! 

 Va a fer vuitanta anys, molt ben portats, i jo vaig seguint-lo. 

 *B.M.*

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