*Cairo*


 No es que me sepa mal, porque lo hago con gusto, porque disfruto preparando los viajes bien pertrechados.
¿Y ahora me preguntas a dónde te llevo? —-Si lo tienes por escrito, desde hace días… léetelo. Te dije que íbamos a Khan el Khalili, sabes que es el mercado más famoso de Egipto y de todo el Oriente Medio. Bazar único, laberinto de callejuelas imposibles. Miles de tiendas. Ahora lo vas a ver. Ven que aquí está el café donde escribía Naguib Mahfouz el premio Nobel de literatura. O si lo prefieres, vete, que yo quiero sentarme en la mesa donde él escribía y pedirle algo. 
Le voy a pedir que él que está cerca de Horus, consiga para mí que me dé la facilidad de palabra y de escritura. 
Y leeré un rato en su mesa,  “El callejón de los Milagros”, ya que es el padre de la prosa árabe, riquísima en olores y adjetivación.
Así lo hice y le escribí esa petición y después, más tarde, paseamos por un Cairo excesivo, desproporcionado, ruidoso y caótico. 
Ya en taxi. Fuimos a la Ciudad de los Muertos, un cementerio habitado por tumbas y humanos. 
Cuando vayáis a Cairo, no paguéis al taxista más de lo acordado antes de subir y cuando bajéis, el taxi que os pare siempre,  donde haya mucha, mucha, muchísima gente. 
Aparte de eso… El embrujo, la grandiosidad, la magnitud de la historia y la imposibilidad de creer que alguien haya sido capaz de construir semejantes barbaridades arquitectónicas, te hace tener ganas de volver, incluso antes de irte. 
Un viaje de ensueño, navegando el Nilo, viendo los templos, entrando en Keops y paseando después por el callejón, tomando el té donde Mahfouz estuvo escribiendo, vives sumergido en un Cairo antiguo y actual a la vez. 

 De premio Nobel.  Salam.

 *B.M.*

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