*Jaime e hijas*


 Mi amigo Jaime está pletórico, le deben doler las comisuras de los labios una barbaridad, porque se le ha instalado una sonrisa que no es normal. Todo ha sido porque a sus hijas se les ha ocurrido darle una comida sorpresa navideña. Él, que no es de muchas celebraciones, ha ido, porque nunca lo celebraba su familia, eran más de misas del gallo y esas cosas de iglesia.

Cada hija ha hecho un plato, a Jaime le han parecido obras de arte culinario y les han puesto nombre,  al primero, que ha hecho la mayor,  le han llamado “tocata y fuga” porque eran unas quisquillas buenísimas, para comer con las manos, de ahí lo de tocata, la segunda hija ha hecho uno consistente en una paella buenísima, y la llamado “no tengo tiempo” realmente la ha hecho su marido. Y la tercera ha hecho el postre que ha consistido en un crep de buena presencia y le ha puesto de nombre “Chino” porque lo ha comprado en un chino. 

¡Qué de risas,  qué de abrazos,  qué de tranquilidad y qué de tiempo de disfrute! 

Me cuenta Jaime, que les ha tenido que decir varias veces, que ya debían irse, y es que les gusta mucho estar con su padre. Por dar un dato, la mayor, que ha venido de viaje, está aquí una semana, y a su padre lo tiene agobiado de tanto quedar con él. La segunda tiene disculpas porque está metida en la Ampa y otras cosas, y no tiene ni un minuto. Y la pequeña, en lo que va de año de los 365 días, al menos ha visto a su padre, la mitad de la raíz cúbica de ese número. Es decir, una felicidad y un disfrute que no es normal. 

Y así andamos por la vida..

Y ya es Año Nuevo y vuelta empezar.

-¡Bautista, un chupito de anís del Mico, por favor, que esto hay que celebrarlo!

*B.M.*

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