*Cumpleaños*


 


Para tenerlo bien claro, aunque sepa lo que significa, tengo que mirar el diccionario. El término de hoy es añagaza. Cebo, reclamo y argucia. En la vida, todo es relativo. 

Tengo un amigo, Jaime, que no es muy del estilo familiar de ir a comer, entierros, bodas, bautizos y comuniones. Y viceversa, nadie le va a él cuando hace algo o debería celebrar algo. 

Dice Jaime que si las circunstancias cambian en la celebración, por ejemplo de un cumpleaños, la concurrencia sería en número creciente en función de la esperanza de lo que van a recibir los concurrentes.

El lunes es su cumpleaños. Lo celebra en casa con una merienda a la que no irá casi nadie. Como lo sabe, prepara poco o tiene previsto ir preparando cosas y abriendo botellas en función del número de asistentes. 

Pero… Pero…Ahí está el pero. 

Si la celebración fuera en su mansión de quinientos m², con sirvientes, jamón de cinco jotas, payasos para los niños, karaoke con DJ y buffet de guía michelín, zona con césped y piscina climatizada, la cosa cambiaría…es decir que la celebración estaría en función de lo que ofrece. Y eso no le gusta a Jaime, y es por eso que no lo va a celebrar en su quinta, de las cuatro que tiene, montaña, bosque, playa y en la isla.

Tanto tienes tanto vales.

Tanto das, tanto voy, como los curas, a sacar, solo van cuando hay algo que sacar.

Dice Jaime que la añagaza para hacerles venir sería, agasajarles como no se merecen, ergo no vale la pena invertir en lo que no se quiere tener. 

Para Jaime, siempre lo ha manifestado, la valía de una persona se mide por la cuantía de soledad que es capaz de soportar. 

Voy a tomar un poquito de jamón del bueno, cinco jotas, con una copita de Matarromera, del caro, para celebrar mi cumpleaños,  aunque esté solo.

-¿Me sirve, Bautista, por favor?

*B.M.*

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