*Sorolla*

 Aquella noche del 25 de julio fue un día especial para Joaquín Sorolla,  ese día, él y Clotilde, su esposa, estaban cenando en el chalet de la Malvarrosa, cuando, de repente unos niños comenzaron a gritar, escandalizando,  les hicieron callar los mayores, pero la chiquillería seguía señalando con insistencia un lugar a escasos 50 metros de la orilla del mar. ¡Allí…Allí…decían!

¡Se estaba produciendo el milagro de la vida, el milagro del desove de la caretta-caretta, la tortuga boba, en Valencia, ni más ni menos! Joaquín llegó y se recostó en la arena, para ver de cerca el alumbramiento de cada huevo, de un precioso color blanco brillante, el blanco que quedó en su mente fijado y, que en su etapa de luminismo, salió a flote de forma proverbial sobre los otros colores. Este relato me lo contaba un pintor,  Antonio Navarro “Bourget” que siendo casi niño, le llevaba la maleta de las pinturas a Sorolla, cuando con él iba a pintar a Jávea o a Valencia, a pintar las transparencias del agua del mar y, a las gentes iluminadas por el cielo valenciano. 

Los hermanos Bou, marchantes de Castellón, tenían muchos cuadros de Bourget porque le veían traza y sorollidad, decían. Doce cuadros tengo, puestos a la venta,  de Bourget, que pertenece a la reconocida Escuela de Olot. 

Sorolla es el pintor prolífico por excelencia, que además supo comercializarlos, más de 2500 cuadros tiene y su vida ha sido un ir y venir por Europa y por el mundo; saber ganarse la vida primero, para hacer la pintura impresionista que él quería, después.

La etapa academicista fue un paso, un medio,  para alcanzar su verdadero arte vocacional.

Vicent Domenech, de oficio palleter, estaba en la puerta de la Lonja, vendiendo sus cerillas y una turba se arremolinó enfrente de él. Alguien gritó: ¡Al francés! Era 1808, claro. Y Sorolla lo pintó cien años después, es una gran representación de todas las clases sociales. Una obra maestra de todos los blancos posibles de Sorolla.

Maestro del blanco, de la luz y de la transparencia del agua.

Siempre he pensado que no se le hace suficiente caso aquí en su tierra.

*B.M.*