*Simbad y el Viejo del mar*


 En el cuento de las Mil y una noches, en el quinto viaje, Simbad el marino, se encontró con el viejo del mar, que lo esclavizó, cabalgando sobre sus hombros. El viejo, después de pedirle que le cruzara una arroyo, y habiendo consentido Simbat, se aferró con sus piernas a su cuello, haciendo que lo condujera debajo de los árboles para coger y comer sus frutos. Pasaron muchos días así, con Simbad convertido en montura y el viejo, haciendo sus necesidades sobre él, hasta que se hartó de tamaña afrenta, elaboró vino, emborrachó al viejo y después para librarse de él lo mató. 

Este relato es un símil de lo que hacen los políticos con nosotros, nos piden que les demos nuestros votos para cruzar el arroyo de la inseguridad en la que dicen que estamos y, una vez que están en nuestros lomos no hay quien nos descabalgue. Cíclicamente picamos, nos creemos los embustes que nos cuentan unos y otros y, otras y unas, con su escaso bagaje de preparación y unos postulados tan simples como los cuentos para niños. Pero nos ilusionamos cada vez. 

Algunos quisiéramos listas abiertas, cuentas claras y transparentes, nada de aforamientos, no prescripción de los delitos, devolución de lo robado, dinero para educación y sanidad, inspecciones y auditorías por sorpresa, calidad en las leyes y en los jueces y, en las plicas y propuestas reales para trabajos reales y algunas cosas más. 

A los Reyes Magos se lo hemos pedido este año, otra vez, y van ya…

*B.M.* 

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