*La casa de Troya*
Me contó mi padre, si la memoria no me falla, que con su primer sueldo compró un solar en la playa, yo recuerdo unas paredes de bloques fabricados manualmente, por mi abuelo y mi padre y alguien más, dando forma a un espacio de unos doscientos m², hay alguna foto con la imagen de una puerta y dos rejas, que ya se habían utilizado antes en otra edificación…
El edificio continuó creciendo, y en 1962 ya había en planta baja cuatro habitaciones, amplia cocina y corral y cuarto de baño, y en la planta alta, seis habitaciones. Bastante amplio debía de ser aquello porque en aquella casa, que la llamábamos, la Casa de Troya, íbamos en verano cuatro familias con un total de unas 20 personas, no sé cómo era posible aquella convivencia…
Al cabo de los años, la relación entre primos y tíos está cogida con pinzas y en otros casos no existe. La casa, en sus idas y venidas, se utilizó unos años, y finalmente se la apropió el que parecía más inútil, Vicente, que también se apropió de la casa de la calle Colón, que en un principio era de mi padre… ¡Qué desgracia de gente! Siempre mascullando entre labios y no aclarando nunca nada…
Hubo un tiempo de felicidad en Troya’s House y un tiempo de soportar, al final todo saltó por los aires, y cada cual se marchó de allí, excepto Vicente y Cia… que iban a lo que iban...
Es una historia de una familia, que fue deteriorándose, y que ahora… prácticamente ni se practica, ni se ve, ni se ayuda… El verbo ayudar o celebrar no existe, de hecho, puede hacer cuarenta años de la última boda y no somos dados, la mayoría, a asistir a celebraciones religiosas, entierros, comuniones de hijos de sobrinos, que casi no conocemos nadie… No ha sido una saga demasiado acunadora, ni cariñosa; nos manejamos mejor en solitario… Así es…
La casa de Troya marcó un tiempo divertido, que los pequeños roces entre cuñados y cuñadas diluyó… como se diluye el azúcar, ese cuadradito, en agua caliente…
Es curioso, lo difícil que es volver a pegar el azúcar como estaba antes de disolverse… Bueno, pienso que debe ser difícil, yo no lo he intentado nunca… Además, ya no me hace falta tomar azúcar…
*B.M.*
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