*Francés*
Cuando le dijeron el diagnóstico a Juan, él ya no procesaba nada de la información que le daban. Con la debida precaución, le dijeron que lo que él hablaba no era francés, era un idioma inventado que solo él comprendía y ahora ya pienso que ni tan siquiera eso, parece ser que papagayeaba sonidos guturales con giros y tonos repetitivos.
Marta, su mujer me contó que cuando fueron de viaje de novios a República Dominicana y Haití, una tarde en la que retozaban cerca de un árbol que tenía un agujero enorme, su marido puso una pierna dentro, y fue picado por numerosos papagayos, no se le dio importancia al hecho, pero cuando llegaron a Valencia, lo tuvieron que ingresar y casi le amputan la pierna. Diversos tratamientos le hicieron sanar, pero le quedó la secuela de un ligero tartamudeo que con el tiempo se hizo más potente. De joven, en el bachillerato, Juan, había estudiado francés, el francés de la época, más leído que hablado, pero a él se le quedaron conjugaciones y giros y algo de vocabulario.
Con el paso de los años, ya anciano, con el francés oxidado, Juan, se hablaba solo y para los que no sabían, creían que aquello era francés… Después resultó que no, porque cuando fueron a París, él no se entendía con nadie… Y volvió serio y se fue encerrando en su caparazón. En verano, se tiñó el pelo de color verde brillante y la perilla de color rojo… como las plumas del ave. Fue un momento divertido que degeneró en tratamiento psicológico, también para Marta.
Ahora ya ha empeorado sobremanera, menos mal que quiere estudiar chino… Veremos en qué deriva esta nueva ocurrencia…
Ya me veo la casa pintada de amarillo y comiendo fideos y rollitos de primavera todo el día...
*B.M.*
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