*Las abarcas*


 No había diálogo, hacía tiempo que la gente se ignoraba, ni amigos, ni familia, ni compañeros de fatigas, el diálogo se había diluido, las razones ya las estudiaría alguien a posteriori, por ahora ausencia de diálogo. 

 En cada barracón había cerca de trescientas personas, no estaban amontonadas, pero el espacio no era amplio y la proximidad física daba pie a rechazo social, aunque todo el mundo lo llevaba a escondidas, nadie patentizaba cólera, ira o animadversión por los circundantes, pero los rictus eran de infelicidad manifiesta… 
Al formar, por la mañana, serían casi las seis, las gentes iban descalzas, con un taparrabos, los hombres, y con un camisón ligero, las mujeres. Todo eran transparencias y poco quedaba a la imaginación, pero eso ya no atraía a nadie, porque todos estaban extenuados y famélicos. 
Dos muchachos compartieron para la cena, un pajarillo que no pesaría más de 25 gramos… Con una piedra, después de desplumarlo, lo chafaron, convirtiéndolo en un carpaccio que aderezaron con unas hierbas difíciles de describir por su rareza y con un poco de musgo. Esa fue su principal comida del mes… 
 Otra vez al día siguiente, todos en formación y delante de ellos, las abarcas, que eran de cuero, todas iguales y de tallas parecidas… Cuando el altavoz retumbó la instrucción de ponerse las abarcas, estaban desemparejadas, y del mismo modo le tocaban en suerte a una persona dos del mismo pie, que una de tres números mayor que la otra, nadie osaba hablar para efectuar el cambio oportuno. Y ese día hubo dolor de pies, llagas nuevas y cojeras para todos. No hubo diálogo ni intento de cambiar la situación… 
Se produjeron rapiñas esa noche, buscando pares iguales. Por la mañana, al día siguiente, delante de los diez barracones, antes de formar, había un total de treinta y ocho cadáveres, que ya no dialogarían nunca más… 
 ¡Diálogo, diálogo…! Sermoneaban los ancianos, pero llegó un día en el que ya nadie sabía el significado exacto de esa palabra. 
 Y es que el tiempo y la rudeza del corazón de las gentes hacen olvidar las cosas más bestias… 
Como nos descuidemos un poco, olvidaremos, hasta los 228 muertos que llevará Mazón colgando de por vida…y que quiere que olvidemos… 

 *B.M.*

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