*Murió Moro*
Cuando mi cabeza funcionaba en modo daguerrotipo, porque en aquel tiempo no existía la modernidad de los nuevos formatos de almacenamiento de imagen o sonido, quedaron grabados en mi recién estrenado cerebro dos imágenes contundentes... cierro los ojos y veo un campo de labor agrícola al lado del mar, un paisaje digno de Sorolla, por la luz y la policromía que atesora... Vamos, mi hermano y yo, cabalgando en una tabla de enrasar la tierra arenisca del marjal, tabla que arrastra nuestro "roçí" Moro, cogidos cada uno a una pierna de mi abuelo, disfrutando como locos las idas y venidas por el "troç" aplanando con nuestro peso la tierra, para después plantar lo que fuere... Después recuerdo coger un tomate y un pepino y ver como preparaba, mi abuelo, la ensalada para los tres... huelo a tomate con olor a tomate y a pepino con olor a pepino y huelo a cebolla dulce, muy dulce... y a un aceite verde y de sabor contundente... y veo la caña hueca donde se guardaba la sal... y la hogaza de pan casero y la cazuela de carne con sanfaina...y me entra hambre... y nostalgia... y mucha hambre... Unos años después, recuerdo una imagen triste... porque es mi abuelo que está sentado en el corral de la casa, en la escalera de la "palliça", cabizbajo, con el sombrero en la mano, como guardando luto... Con un silencio que solo se atrevían a romper las gallinas... Mientras, al fondo de la cuadra, en penumbra, varios vecinos rodean a Moro, que había muerto de viejo... Y mi hermano y yo mirando la escena, como si el lúgubre momento fuera un acontecimiento trascendental, que si lo era... porque pasaba el tiempo... Después, la vida continuó... pero ya no entró ningún otro caballo en la cuadra...
*B.M.*
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