*Milagro*


 Calla, espera…que me parece que… San Vicent ha obrado otro milagro… Sí… Sí… Y esta vez, en forma de lección para enseñarnos a los jóvenes, a los no tan jóvenes y a los ancianos de Nules, a valorar las facilidades que nos han procurado las generaciones pretéritas con su sapiencia y aprecio de la economía, y el sabe hacer… Hoy, al quedarnos sin luz, ni agua, ni televisión, ni móvil, deberíamos aprender que si fiáramos más de lo natural, la comunicación entre nosotros sería más fluida y armoniosa. Qué bonito que toda la familia reunida se repartiera los trabajos de la casa, el ir a por agua a la fuente y qué lindo… Todos ayudando a la madre a lavar la ropa a mano. Y leer a la luz de un candil, un libro, sí, un libro de papel, y contar las historias de lo que pasó en el pueblo y no debería volver a pasar, y conocer de primera mano la importancia de la comida perecedera y no dejar ni un grano de arroz en el plato de paella, hecha con leña, por todos. Y cuidar las calles, y limpiar en comunidad, y escribirnos cartas de amor o de realidad entre nosotros, sí, de esas con sello y buzón de correos. Cuando Dios hizo la luz no la hizo eléctrica, y tal vez como hacen los Amigos, deberíamos volver a los orígenes y lavarnos con el agua de los ríos y perfumarnos con la fragancia de las flores del campo. Y cultivar para casa aquellos tomates que tenían sabor de tomate y no necesitaban de etiqueta alguna, que dijera que ese tomate contenía solo tomate… Nos habíamos enredado, y Sant Vicent obró dos milagros… Ya teníamos uno, cuando “Predicant en la plaça del poble…“ cayó el “entaulat” y no murió nadie… ¡Que vaya cojón de milagro! 

Y ahora tenemos dos… Y espérate que igual vienen más… Que yo he leído que al papa Francisco ya le atribuyen uno gordo… 

 *B.M.*

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