*Frigorífico*
Los humanos, al menos algunos, somos como un frigorífico. Eso me parece a mí y vamos guardando en nuestro interior, almacenando todo tipo de cosas a la temperatura que creemos oportuna. Los acontecimientos que nos llegan permanecen un tiempo y después se van, pero siempre dejan rastro… Un olor, unas migajas de su composición, una humedad, un trozo de plástico, algo queda… Y como el frigorífico no lo limpiamos, desenchufándolo y pasando todos los rincones con lejía, árnica o un desinfectante fuerte que limpie el interior, el exterior y también el alma, porque esos frigoríficos tienen alma, se convierte en un recipiente de almacenaje de mohos y bacterias que harían las delicias de los de prácticas de anatomía patológica…
Hace tres días que comparto hora en la fisio, que es una monada, comparto espacio, digo, con Vicente Manuel, que es un hombre singular, singularidad que solo se alcanza por estudios o por cabezonería, no te voy a aclarar por dónde va la cosa.
A este hombre le ha ocurrido de todo en la vida… Comparto poco su visión vital. Cuando parece que todo va a irle bien, se da cualquier circunstancia que estropea la buena situación inicial. No ha habido viaje en su vida en el que no haya sufrido un descalabro o una desgracia. Eso al menos es lo que dice él.
La situación, que para mí no quiero, es que ese cuerpo ahora, es un catálogo de enfermedades y penurias… Él va contando cada día al menos una, veremos el alcance de las lesiones porque nos quedan doce días de compartir, espacio y tiempo… Le oigo como quien oye llover, ya os lo contaré y espero no tomar arte ni parte de semejante rosario de catástrofes físicas, con el ruego a los dioses, que no hable de estados anímicos ni de sentimientos, porque alguien podría salir altamente perjudicado/a.
*B.M.*
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