*Trastos y basura*

Tuve una tarea hace años; fue un cometido delicado y bastante complicado al principio, por indefinición de lo que se me pedía. Debía vaciar un altillo de 1000 m² en el que se habían almacenado durante años, miles de cosas diversas: sillas, mesas, cuadros, maquinaria de quirófano obsoleta, muebles sin montar, un órgano, maderas de todo tipo, mobila, pino, roble, estanterías metálicas… Un circo de cosas diversas. 

Mi tarea era encontrarle su utilidad a todo o deshacerme de lo que no sirviera. Para no fallar, fotografié, inventarié y numeré todo. En conjunto, el volumen era como 10 tráileres llenos a tope. 

Me deshice primero de lo roto e inservible, mediante una colla de cinco jubilados, lentos, pero concienzudos, con un capataz nombrado por ellos mismos. Les entregaba las fotos de lo que debían buscar y sacar, apartarlo, y después de un visto bueno rápido, hacían desaparecer lo acordado. He dicho que rápidos no eran, pero al menos eran honrados. Hubiera sido difícil llevarse cosas sin ser vistos y no tenían medios propios para robar. Aquella tarea nos llevó casi un mes acabarla. Al final, yo ya veía basura por doquier y lo que parecía servible un día, por experiencia, era basura al día siguiente, y de ahí saqué una conclusión científicamente probada, y es que lo que no se ve, o no está, o no estaba o no existe. 

Para mí significó mucho, esta perogrullada, pero es que si te vas, por ejemplo, a la playa y te pones al mar a tus espaldas, no ves el mar, por ende, podrías pensar, si eres sordo como yo, que no hay agua. 

 Y de todo esto, concluyo diciendo que si tienes enemigos y los pones donde no los ves o los haces desaparecer por algún método práctico, ya no tienes enemigos. Pero si tienes todos los días delante de ti a Trump y a Mazón, para tu desgracia,  tu índice de tranquilidad se verá alterado ostensiblemente, hasta que los hagan desaparecer. Alguien debe quitarlos de delante de nosotros.  

¡Ojalá los hubiera tenido yo en aquel altillo! 

 *B.M.*