*Libertad*


 No soy yo quien para coartar la libertad de nadie y menos de quienes me proporcionan, a su manera, cariño y compañía. 

 He estado evaluando una apertura de puertas sin restricciones y no lo tengo claro… Por un lado, son almas libres dignas de libertad, pero después de siete y tres años de suave cautiverio sin salir a la calle para nada, excepto a las visitas médicas preceptivas, sin conocer, como no conocen ni el callejero ni el vecindario ni el código de la circulación, no distinguen los vehículos a motor y los encuentros con otros seres han sido siempre con burladeros dentro de la casa, altillos y armarios donde cobijarse… No me perdonaría, jamás que Ginni y Meleta se perdieran o les pasara algo. 
 Son compañeras, casi familia, y tienen su reino donde yo vivo… Es de agradecer su apego, cuando ellas quieren, y su capacidad de mando. 
 Lo tengo claro, no puedo abrir las puertas porque el riesgo es mayor que las ventajas que conseguirían. Aquí estamos bien los tres… 
 Voy a preguntarles a ver qué opinan. Ginni ya habla, aunque me falta a mí comprender lo que dice, aún no me entero bien del todo. 
 Les acabo de decir que son mil millones de gatos en el mundo, y ni nada… como si lloviera, ni caso…  

*B.M.*

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