*Las pequeñas cosas*
Hay hitos, hay montañas y hay logros comunes que los humanos solo tenemos las capacidades suficientes para contemplarlos y no intentar nada más.
Desde hace años tengo un póster del K2 por la zona más complicada, lo tengo pegado en la parte posterior de un espejo movible de 150 × 50 cm, cuando quiero pensar en mi insignificancia y ver algo difícil de conseguir, le doy la vuelta al espejo y miro el hielo de la ladera y veo que yo no podría subir nunca por ahí y me conformo con la belleza de su dificultad y pienso en mi pequeñez y que no existo. De pronto me doy cuenta de que mi existencia es real, porque un herpes labial consecuencia de unas fiebres me tira del labio y me impide sonreír.
Si no fuera por lo inconsciente que soy, no tengo muchos motivos para sonreír porque me entristece lo de Valencia, me entristece la caradura y la desfachatez de Mazón, que ayer huyó cuál rata de alcantarilla, de Castellón, me entristece el pasotismo de la Iglesia Católica y me duele que cada mes que pasa sea uno menos que me queda para cumplir los mil que me he propuesto. Me alegran, en cambio, las pequeñas cosas que surgen. Sin ir más lejos, ayer me dio un abrazo a una chica después de hablar cinco minutos de su libro, libro que la ha liberado, se lo dije, y respondió que nunca había pensado en ese enfoque.
Una sonrisa profunda y sincera le iluminó el rostro y casi quiso bautizar su cara preciosa, con una lágrima, que no es sino el barniz que preserva y conserva las obras de arte bien hechas. Una vida complicada y un cambio para bien en el momento exacto.
Suerte I.T.
*B.M.*
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