*La soledad*
Está claro que es muy importante sentirse bien, nada que ver con que esto es un valle de lágrimas, ni con el ganarás el pan con el sudor de tu frente -el que decía estas cosas no sabía de la existencia de Felipe González, Zaplana, Aznar, o Mazón- la importancia de sentirse bien con las cosas que acostumbras a hacer diariamente, es la lección primordial cuando vas cumpliendo años, y has saboreado en alguna medida, los placeres mundanos de cualquier tipo, sin pasarse, pero…ahí has estado…
Y aquí viene la reflexión… Qué me dices del placer de estar solo en casa con la música clásica o no, música que te gusta-yo la pongo clásica-y darte una ducha con abundante vapor y parecer distinguir en el espejo, la imagen de cuando tenías veinte años con tus cincuenta y cinco kilos, un pelo abundante y una salud a prueba de bombas. Y la suave sensación de ponerte un pijama limpio y amplio, un olor a colonia cara, y coger el libro del que solo te quedan sesenta páginas y saber que lo vas a acabar de una sentada. Ver cómo suena el teléfono, que no tiene volumen, y como no conoces el número, no cogerlo… Parar a las ocho, para la última comida del día, poca cosa… Dos naranjas, medio plátano, cinco cm de pan y un puñado de jamón con brillantina… Y a continuar leyendo… Porque la película que ganó el Óscar ya la has visto. Y oír sobre un techado de aluminio en la casa contigua, cómo llueve, porque el dios de la lluvia no sabe de fechas de Fallas ni de Magdalenas. Y a mí me encanta su rebeldía, destrozando planes encorsetados, aburridos y repetitivos que no son para mí…
Tengo una amiga que está aprendiendo a domesticar su soledad. Cuando aprenda, que lo aprenderá, va a disfrutar porque el triunfo de la verdadera partida de la vida es saber estar solo… Y elegir compañía cuando te lo pide el espíritu o el cuerpo serrano…
¡ Va por ti… Mari…!
*B.M.*
Comentarios
Publicar un comentario