*La boda*


 Ya dejé de frecuentar una mesa de almuerzo de los sábados por la nula conversación que se daba en ella, por la atención desmesurada a Fake-News y el efecto, Dunning-Kruger, que en nada me beneficiaba y me daba la sensación de poco disfrute, aunque el almuerzo sea un momento muy bueno del día… 

Ahora, al cabo de más de un año y medio de no frecuentar esa mesa, se suscita, lo he oído a vuela-pluma que se casa la hija de uno de los comensales y no quiero que me inviten, porque yo no pinto nada allí y por qué no tengo ni la menor intención de ser partícipe indirecto de una celebración más o menos religiosa de la que no comulgo, ni tampoco la parafernalia que representa acudir a un banquete supercaro en que alguien ha elegido por mí una comida, que puede que no me guste o que sí, pero que está disparada de precio. No sé exactamente qué se paga ahora por acudir a estos eventos, pero seguro que por persona nunca será menos de 150 €, para pagar la comida y que queden al menos 60 € para los novios o celebrantes. No soy partidario en absoluto y, por tanto, no voy a ir ni a esta ni a ninguna otra, en la que haya más de 10 comensales… 
 El problema lo tienen, los que no se han casado y han pagado regalos durante toda su vida a amigos, ya que ellos no van a recibir la compensación. Eso deberían arreglarlo los supuestos amigos, reunirse, hablarlo y arreglarlo, haciéndoles una fiesta compensatoria con regalos y músicas y baile. 
 Por eso habría que cambiar el sistema de bodas, bautizos y comuniones, o lo que sea y que desaparezca esa moda de convite y recaudación, que ya da un poco de repelús… 

 *B.M.*

Comentarios

Publicar un comentario

Entradas populares de este blog

*L’Egypte*

*Bous al Carrer*

*Apapachar*