*Jubilación*


 En mi primer día de becario del periódico, me han enviado a una cuestión religiosa; no es lo mío y por eso lo voy a contar tal como lo vea. Creo que es el obispo el que habla, tengo que contrastarlo antes de entregar el relato que transcribo en sucio, tal como sigue: 

Les he reunido en la residencia Mosén Sol aquí en las Alquerías del Niño Perdido, lugar de acogida de obispos para que repiensen sus pederastias y calmen sus furores, les he reunido para dar testimonio de arrepentimiento por las acciones que he realizado y las que he omitido, unas veces con mi voluntad manifiesta y otras obedeciendo los mandatos que he ido recibiendo de altísimas instancias. 

Se acerca al momento de mi jubilación y no puedo, por menos que expresar y reconocer la inmensa suerte que hemos tenido la provincia y yo de haber estado unidos desde 2006 hasta hoy. Esta provincia, al ser de escasa población, lo es también de escaso peso específico en todas las manifestaciones posibles. 
Me perdonaréis, o no, que no haya hecho cosas noticiables, pero es que no había cómo, ni dónde hacerlas. 
El patrimonio de la iglesia que recogí en su momento se ha ido deteriorando, porque aquí no hay magnates protectores que inviertan en él. 
 Mis palabras habitualmente son palabras irreales, de ficción. Sin ir más lejos en el mensaje de la Navidad pasada, os he hablado del propio mensaje de los ángeles o los pastores, porque yo vivo en ese mundo y el real, el de las Danas, y la ayuda a los necesitados no es de mi incumbencia. Ya quedan menos de doscientos días para jubilarme, no voy a cambiar ahora, porque siempre he sido un obispo diferente o especial, si queréis, ya sé que no me habéis visto con presos, necesitados o enfermos, pero es que yo vivo en mi mundo, aquel en el que se festejaba al final de las fiestas con café, copa y puro. El lema de mi escudo “Al servicio de la comunidad“ Ahí ha quedado sin estrenar, porque los príncipes de la iglesia estamos para que nos sirvan y no al revés, ya lo habéis visto. 
 Os dejaré mi obra cumbre como testimonio de mi altura de miras… La iglesia de Benicasim, que estando las otras vacías, maldita la falta que hacía gastar, millón y medio de euros construyéndola. Pero hay que dejar huella. Y como no he sido ni amalgama social ni de ayuda para nadie os dejo otra iglesia vacía… 
 Vosotros uníos que alguien irá… 

No se si esto se relata así o hay que adornarlo un poco más…

 *B.M.*

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