*Mentira va, mentira viene*
Estamos avezados, porque así nos lo inculcaron, a convivir con las mentiras, los bulos, los embustes y las triquiñuelas, y así crecimos al amparo de las faldas de las sotanas de curas tocones y de médicos aprovechones y de políticos mandones y de tricornios soberbios, iracundos y capados mentalmente.
Nosotros, a nuestro inconsciente albedrío de niños, posguerreros, disfrutando de mantequillas y leches y quesos de bienvenido Mister Marshall…
Y ahora, fruto, zumo o compendio de todo, nos encontramos con canallas del tamaño de Fragas, Felipes González, Aznares, Rajoyes, y el último pelele mentidor sin gracia, Mazón, con 227 muertos en una sobremesa de folletín.
Tienen cogido por los atributos masculinos a toda la tropa de los periódicos, y van soltando sus mentiras, como mejor les place, porque tienen los santos cojones de verse arropados por la impenetrable muralla del aforamiento que han construido para hacer desmanes desde el rey al último mono que circula por la clase política.
Nos cuesta creerles cada vez más, y ese descrédito hace que con inteligencia artificial nos manoseen y tergiversen las votaciones con un juego de enredos, que esperamos que reviente algún día, por alguna costura, y les pille en paños menores desde Trump hasta el alguacil de mi pueblo.
Dicho sea todo con la mejor de las intenciones.
*B.M.*
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