*Me sigue alguien*
Aún era de noche cuando salí de casa está fría mañana, había poca luz en las farolas municipales que están dispuestas lejos unas de otras para ahorrar dinero, al torcer la calle, en lo que asemejan gibas de dromedario, que son los contenedores de la basura, dos ratas de tamaño coca-cola de medio litro se disputaban algo de comida, yo torcí hacia el otro lado en dirección a la salida del pueblo, con la finalidad de caminar los quince mil pasos que debería dar cada día, y a buen ritmo enfilé la ancha acera.
¿Quien podría ser? ¿Me conocería él a mí? ¿Era una coincidencia? Seguramente, porque suelo salir a diferentes horas, sin previsión.
Avancé a mi ritmo y pasé por la rotonda de la gasolinera que está a la salida del pueblo en dirección norte, la rotonda es enorme y tiene un mástil con una bandera descomunal, un arco de piedra y una caseta, crucé la rotonda y me escondí detrás de la caseta… La persona que me seguía o que parecía seguirme, llegó a la rotonda y al no verme aceleró el paso, y entonces le vi… Era un hombre ataviado con chandal y zapatillas caras, con la cara tapada y gorro. No le conocí en principio.
Estaba buscándome en todas direcciones. No me encontró y volvió atrás sobre sus pasos. Yo esperé a que se marchara y salí en dirección sur por la otra calle. Continué mi caminata en dirección al campo de fútbol.
Empezaba a clarear el día y se apagaron las luces. Paré en el bar del mercado y pedí un cortado y un vaso de agua. Hablé con dos conocidos que también salían a caminar y entonces entró en el bar el que me seguía. No sabía quién era, me sonaba pero no le conocí. Los que estaban conmigo no le saludaron, tampoco le conocían. Por el espejo de la barra del bar yo le observaba sin que él me viera, se quitó el gorro y la braga que le cubría la cara… Y entonces le conocí…
Era Miguel Angel, el cura, que fue socio mío, en los temas que aparecieron en el testamento ológrafo, habían pasado tres años desde la última vez que nos vimos. ¿Qué querría de mí? Si quería algo ya lo diría él, yo me hice el despistado, porque aquel capítulo de mi vida quise dejarlo cerrado completamente.
*B.M.*
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