*La llamada al otro*
La llamada al otro, es esencial. Esta misma mañana me he despertado, digo eufemísticamente esta mañana, ya que me acosté anoche a las 22:00 y a las 3:30 ya había dormido lo suficiente, porque el único esfuerzo físico que hago ahora es caminar. A esa hora me di cuenta, contrastadamente, que el otro es esencial para mí, que escribo lo que me sale del Bic y de la cabeza, cada día.
Si el otro no me lee, mi producción queda flotando en el espacio de las letras y las ideas, cabelladas o descabelladas, que de todo ahí. Necesito que alguien me lea para perfeccionar el círculo de la escritura-lectura, idea-conocimiento. Un escrito sobre un papel no tiene sentido, sin un lector que ponga su entendimiento en marcha y lea e interprete, a su modo, lo que yo escribí, pudiendo darse el caso de que no coincida mi idea con la suya, que tampoco pasaría nada grave en ese caso.
Pero tú te imaginas que nadie hubiera leído el Quijote, o la Biblia o que todos hubieran ignorado a J.K. Rowling, o que el diario de Ana Frank se hubiera quedado en el fondo de un cajón y qué decir del Código da Vinci o El Libro Rojo de Mao, o lo que yo escribo, que sé que se ha leído en su pequeña medida diaria, cosa que ilusiona.
Pudiera ser que la lectura no sirviera para nada, hay quien dice eso, que no va a salvar al mundo. Después de novelas de guerras continúa habiendo guerras. Después de la Granja de los animales hay dictaduras consentidas. Pero la lectura y la escritura sirven para combatir las peores calamidades que nos salen al paso, y para soportarnos a nosotros mismos y escapar de la locura de vivir, cada día.
Esa es la magia.
*B.M.*
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