*Honras fúnebres*


 El viernes pasado, por fin, llevé a patentar algo que me ha costado años en poner claro, salvando las reticencias del Ministerio de Sanidad y las trabas administrativas alentadas por la Iglesia Caótica. Me han tildado con los adjetivos más denigrantes para  ellos -que a mí ni me conmueven-  y eso es porque unos y otra pierden la posibilidad de cuantiosos ingresos y por eso estallan en su guerra santa o puta. 

 Hay mucha gente que tiene el prejuicio, provocado conscientemente por las religiones, de que estar solo es anómalo y contraproducente. Yo opino lo contrario. Pero en aras a satisfacer a los que opinan de diferente modo, mi propuesta es la siguiente: 
Cuando la gente muere -que todos vamos a morir en cuanto nos toque, ya lo veréis- a los que quieran ceremonia civil, religiosa, militar o festiva, se les hace su ceremonia y después para economizar tiempo y espacio, todo el mundo se incinera y las cenizas van a una tolva que se mezcla durante 90 días -para dar un número cabalístico- y después se reparten en porciones del tamaño de media pastilla de turrón del bueno, en esa pastilla habrá cenizas de entre 50 y 300 fallecidos, que quedarán unidos y mezclados para el tiempo incierto mientras alguien los recuerde y nunca va a estar solo ningún difunto. 

La oportunidad de recordar y honrar a nuestros ancestros, no vendrá medida por un responso o el olor a incienso o una misa de más o de menos, la oportunidad de recuerdo estará en función directa a cómo nos hayamos relacionado y amado con nuestros cercanos. 

 *B.M.*

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