*El incendio*


 Era el cocinero y naturalmente él debía cocinar los platos que había propuesto cuando le contrataron. En realidad, nadie podía dar fe de su preparación culinaria, pero cuál tema político se le suponía sapiencia en su cometido. Como es la mili, valor = se le supone. Así, pues, se dispuso todo para hacer el menú de ese día, un día 29 de octubre. Encendieron los fuegos, prendieron los fogones, prepararon los utensilios y las verduras, las carnes, el pescado, el aceite. Y cuando era el momento de comenzar a cocinar, el cocinero había desaparecido, los pinches se habían afanado en hacer la limpieza de todos las cosas comestibles y ya estaban dispuestas en el aceite hirviendo, solo faltaba que el cocinero dijera los tiempos y los puntos de cocción, pero el cocinero seguía sin aparecer… 

 No podía parar nada en la cocina, ya que la hora de la comida estaba prevista para las 2:00 de la tarde y eran las 12:00 de la mañana, y el cocinero, ausente y sin contestar las llamadas que le hacían al teléfono… 
El segundo cocinero y el tercero no se atrevían a ponerse al frente, era una papeleta, quitarle el mando al cocinero mayor… Pasaban los cuartos de hora corriendo, y la carne ya estaba chamuscada, el segundo y el tercer cocinero nerviosos, esperando una llamada del primer cocinero, que no llegaba, y no llegó… 
 La comida se chamuscó y dos fogones prendieron el fuego al techo y la chimenea ardió. Se incendió la cocina, llegaron los bomberos, pero el incendio, había alcanzado la sala principal donde ya estaban los comensales, bebiendo y esperando. 
 El fuego rodeó el edificio y de forma cruenta murieron 227 invitados, a los que no se les había avisado que salieran corriendo del local… 
 A las seis horas apareció el cocinero, contando historias increíbles… Hoy, cuatro meses después, ya andamos por la sexta versión, y aún no hemos acabado… La dirección de la empresa despidió al segundo y al tercer cocinero, y el primero, como un zombi continúa balbuceando mentira tras mentira… 
 Ese patético 29, lo fue por las malas artes del cocinero, que no admite su culpa… aunque nadie le cree. 
Y parece ser, que estaba de parranda con una moza complaciente… O vete tú a saber que… 

 *B.M.*

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