*El bar nuestro de cada día*
Estoy yendo últimamente a un bar-casino que siempre fuese sede social, y desde hace un tiempo ha perdido mucho de social y se ha convertido en un cuasi-restaurante de $$, sobre todo por los precios que aplican.
Cuando vas al bar, al restaurante, al chiringuito o a un antro cualquiera, vas por precio, por calidad, buscando compañía o por algún motivo social y mundano, no vas a oír los problemas de los camareros o del titular de la gerencia del local. Vas a que te sirvan, te demuestren atención y respeto que mutuamente serán correspondidos y una sonrisa “Profiden” bien marcada.
En este local que estoy yendo, la vida y milagros y necesidades y avatares de los camareros, están encima de las mesas, cuál mantel o menaje, y además indisimuladamente intentan sonsacarte y preguntan, sinvergüenza alguna, cuestiones que ni les van ni les deberían venir ni importar.
Reivindico, pues, la puesta en escena de la profesionalidad del camarero, de su capacidad de saber lo que te gusta y cómo y cuánto quieres, y que la familiaridad y el compadreo queden para sus amistades o los amigos de su calle.
Añado por si diera lugar a ser corregido que las aceitunas y los cacahuetes, de lo que aquí se llama “gasto”, son bastante flojas y que los licores de gama media no son tan caros, que no puedan ser servidos al precio razonable-alto que aplican.
Dicho sea todo lo anterior para mejor solaz y disfrute de los concurrentes que casi a diario acudimos al local.
*B.M.*
No te das cuenta que estás en un pueblo?.
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