*La foto*
En aquella aldea, que había sido el lugar de nacimiento de su padre y de su abuelo, vivía Jorge; allí quedaban, escasamente, ciento veinte personas. La seta de población, más que una seta, parecía una pirámide invertida: jóvenes y niños, no los había. Como lugar de reunión de los vecinos, se utilizaba lo que en su día fue establo de la casa de Julia, que, en verdad, tuvo barra de bar hacía unos años atrás, por eso continuaba sirviendo café de perol y licores. En la puerta del bar se solían poner, por cuenta y riesgo de Jorge y del alcalde, noticias cortas o anuncios de cosas que pudieran interesar al vecindario. Jorge, que ya retirado y viudo, había sido retratista y después fotógrafo en la ciudad, y gustaba de sacar instantáneas a la gente, previo permiso, porque era muy correcto en el trato de la intimidad.
Tenía a todo el pueblo en su colección, en dos facetas, una la foto digamos de carnet, y otra u otras tomadas artísticamente con fondos del frondoso bosque, de la iglesia, que tenía trazas románicas de época tardía o de la fuente, que quedó mutilada en la guerra, y la pica donde en tiempos, abrevaban los jumentos y algún buey y los gatos.
Jorge trajo a la aldea, la costumbre de poner la foto y la edad de las personas que fallecían, como noticia y como pequeño homenaje de despedida del difunto o de la difunta. La foto estaba colocada en la puerta del bar. Es en esa puerta donde se reunían en verano, en largo rato o en invierno, con poco tiempo, por el frío y, comentaban las anécdotas del que les había dejado.
Ese día, la foto de Camilo estaba colocada aquí, todos le conocían y comentaban. Un vecino, Miguel, dijo a modo de epitafio: Ya ves, qué cosas tiene la vida, Camilo, que venía siempre a ver la foto del que fallecía y hoy que sale él, no ha venido… Y es que ese era el nivel de discernimiento, que iba quedando por la zona, y no hay que olvidar que, a veces, por unos pocos votos, sale un alcalde que después tiene cuatro años para hacer lo que prácticamente le viene en gana.
Así andamos por la aldea, que, por cierto, si vienes, ve con cuidado porque a la entrada de la calle mayor, en la parte izquierda, hay un bache en el que cabe un coche entero… Bache que los dos anteriores alcaldes habían prometido arreglar… Y ahí está… esperando la próxima legislatura.
Por cierto, en la puerta del bar no está permitido poner publicidad política. Ya lo sabes…
*B.M.*
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