*Suculent*


 Cuando partió a Itaca, solo se le deseaba que el camino fuera largo y que las aventuras no tuvieran fin. Ulises salió en busca de su vida y de la plenitud, le costó su tiempo y valió la pena. 

Cuando Tonet, al que conozco por oírle hablando a cara descubierta, y veo su inseguridad dentro de la plenitud que va alcanzando. ¿Qué digo, alcanzando? ¡La plenitud que ya tiene! 

Me enamora que en su tierra chica se le haya negado valorar su más que demostrada capacidad de triunfo. 

Vales por ti mismo. Eso es bueno. 

 Suculent tiene esa fórmula que combina la calidad de los viejos pucheros con la frescura de lo que está por venir. 

 Cuando te pinché por segunda vez por la alergia alimentaria por ingesta de caracol, hélix áspera, que traías, te dije que no volvieras a comer más caracoles y que intentaras no comer pan. Hubo una tercera vez, probando tus cosas. 

Me pareció leer en tus labios que me llamabas h..o de p..a, pero te perdono. Te perdono, ahora, después de comer, bajo recomendación, no había forma de coger una reserva en el Suculent. 

 La manera que tienes de elaborar las pociones, caldos y fondos de los platos que conjugas te hacen merecedor del perdón. 

 Me alegro de tu éxito y de que estés en el camino acertado de tu felicidad. 

 Feliz tú, que te gusta lo que haces y comes de ello. Yo vengo comiendo Moll del’os desde hace al menos 65 años, desde seis años antes de abrir El Bulli. 

Lo que pasaba es que nosotros, en casa, lo comíamos hervido con la caña cortada a tacos y arriba mi madre ponía una bolita de “botifarra de ceba”. 

 Suenan músicas del estilo del Mesías de Händel… Cuando comes eso. 

 

Felicitats. Moltes Felicitats.


 *B.M.*


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