*Reencuentro*


 La culpa de la separación había sido mía, me había ido de viaje unos días… 

 Entré en la casa cuando ya todo estaba en penumbra, procurando no hacer ningún ruido, caminé despacio, fui avanzando por el pasillo, y a la derecha en la habitación principal estaba ella; nos miramos y acudió a mi mente todo el mundo egipcio en compendio, ya que ella era una divinidad para los faraones desde hacía ochenta siglos. 

Sus ojos verdes me embrujaron, como siempre ocurría, unos segundos de silencio, y dijo exactamente lo que yo esperaba que dijera: miau… dijo, la entendí perfectamente porque yo también la quería. 


 *B.M.*


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