*Maria Rosa Molas*

 Era cercana la festividad, bueno, cercana, cercana, no era, pero no era lejana. Estamos hablando de seis meses vista más o menos. 

Siempre había creído y admirado a mi amigo Amat, como pintor, como persona plena y como filósofo, bajo cuyo prisma se podían ver las circunstancias de la vida. 

No es lo mismo ser artista que parecerlo, Amat, lo era. 

 Como en la entidad de la que yo formaba parte, había una podedumbre de dinero, cantidades indecentes, que se dedicaban a cosas banales, incluidos repartos indiscriminados a políticos deshonrados que pululaban por doquier en ese momento, bajo siglas y sones derechosos, se podían hacer muchas cosas. 

Emprendimos la tarea de restaurar la iglesia, ¡maldita falta que hacía gastar 600.000 € en ese cometido! Para loor y gloria del obispo, y loor y gloria y bolsillos de constructores y dirigentes políticos. 

Pero había un trabajo de alto riesgo y de delicado quehacer. Me encomendé a mí mismo la tarea de encontrar a un pintor que fuera capaz de dulcificar y dar forma humana al rostro de María Rosa Molas; el elegido fue Amat… Hay que ser un gran artista para sacar algún tipo de belleza creíble a la faz injustificablemente grotesca que le tocó lucir a esa mujer. 

Tal parecía, a mi entender, ser pariente en ADN de Saturno devorando a sus hijos de Goya. 

Cuando Saturno castró a su padre Urano con una hoz, este le condenó a que uno de sus hijos le terminaría derrocando, por ello fue devorando a todos los hijos que tuvo con Rea y hasta cinco, en el sexto embarazo le dio una bolsa con piedras que también devoró, y guardó al hijo nacido que fue Zeus, al que crio la cabra Amaltea. Parece ser que al séptimo embarazo, también con engaño, se salvó María Rosa, pero no me hagan mucho caso porque estamos en fiestas y he bebido Anís del Mico en abundancia. 

Sea como fuera la cosa, nuestro ínclito artista Amat, salvó, de tal modo, la imagen, que parece ser que ahora campea como estandarte de la congregación, y con ello, ya se asustan mucho menos los alumnos de sus concertados colegios consoladores. 

 *B.M.*