*Lluvia*


 Hace años llovía, a veces hasta con ganas. Puedo recordar aquel tiempo en el que llovía una semana entera, siete días de lluvia constante. Ahora llover es un acontecimiento tan puntual, irregular e inconstante, que yo lo celebro saliendo a la calle a caminar sin paraguas, para mojarme, ningún problema. Por aquí hay rogativas pidiendo la lluvia, pero nadie les escucha, sería complicado de explicar si lloviera  por eso. Yo creo que atraigo la lluvia un poco donde voy, porque fui a Marruecos a una zona donde hacía un año que no llovía y llovió. En Sudán he visto llover en sitios de publiómetros secos. 

Me gusta la lluvia y las tormentas. La tormenta me parece un espectáculo de imposible repetición sin intervención de la naturaleza con mayúsculas. 

Yo no conocía a Lazslo Passuth, un húngaro que escribió sobre gestas imperiales, que no me gustan, pero por el título leí su novela “El dios de la lluvia llora sobre México”, que trata sobre las peripecias de Cortés, aunque solo lo leí, ya te lo he dicho, por el título y en esa novela tampoco llueve.

*B.M.*

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